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Tradiciones y Tesoros de la Feria de San Pedro Sacatepéquez

 

Cada año, al llegar el mes de junio, el corazón de San Marcos late con un ritmo especial. El municipio de San Pedro Sacatepéquez se transforma en un torbellino de color, devoción y alegría, todo para celebrar su feria patronal en honor a San Pedro Apóstol. Esta festividad no es solo un evento en el calendario; es una de las celebraciones más importantes del occidente de Guatemala, una muestra viva de su rica herencia cultural y el profundo orgullo de su gente.

Una Raíz de Fe y Devoción

El alma de la feria reside en su sentido religioso. Durante días, las actividades se centran en honrar a San Pedro Apóstol, el santo patrono. El 29 de junio, día principal de la celebración, es un momento de profunda solemnidad. Cientos de feligreses, muchos de ellos ataviados con sus trajes típicos más finos, se congregan en la parroquia principal para una misa solemne, seguida de procesiones que recorren las calles, llevando consigo la fe y la esperanza de la comunidad.



El Desfile que Despierta la Fiesta

El inicio de la feria se marca con un tradicional desfile de inauguración que inunda las calles de San Pedro con una energía contagiosa. Carrozas alegóricas que representan la cultura local, bandas escolares con sus melodías vibrantes y grupos de danza folclórica desfilan ante una multitud emocionada. Es un espectáculo visualmente deslumbrante que no solo atrae a los residentes, sino que también invita a visitantes de toda la región a unirse a la celebración. Es el preludio perfecto para una semana de fiesta sin igual.



Un Festín de Sabores y Tradición

Una de las formas más deliciosas de experimentar la feria es a través de su gastronomía. Durante estos días, el aroma de los platillos típicos impregna cada esquina. Más allá de los populares paches y tamales, no puedes dejar de probar los boxboles, unas delicias envueltas en hojas de mashán, o el caldo de gallina criolla, un platillo reconfortante que a menudo se consume en estas fechas especiales. Los puestos callejeros se llenan de antojitos y dulces regionales, como las canillitas de leche, las tartaritas o los colochos de guayaba, que son un verdadero placer para el paladar.



El Tejido de una Identidad

El traje típico de San Pedro Sacatepéquez es una obra de arte y un símbolo de identidad. El corte, fabricado en telar de pie, se distingue por sus vibrantes hilos amarillos y verdes. El huipil, a menudo brocado con figuras del "árbol de la vida" o pavos reales, es un testimonio de la habilidad y el legado de las tejedoras locales. Llevar este traje es un acto de orgullo, un reflejo de una herencia cultural milenaria que se mantiene viva en cada bordado y cada color.






Más Allá de la Fiesta: Un Encuentro de Cultura y Comunidad

La feria ofrece una agenda repleta de actividades culturales y deportivas. La música de marimba, declarada Patrimonio Cultural Intangible de la Nación, resuena en las plazas, invitando a todos a bailar y celebrar. Hay bailes folclóricos, torneos deportivos, y por supuesto, los siempre populares juegos mecánicos que llenan de emoción a los más jóvenes.

Pero la esencia de la feria va más allá del entretenimiento. Es un momento sagrado para el reencuentro de familias y amigos. Muchos sampedranos que viven fuera del municipio, o incluso del país, aprovechan esta fecha para regresar a su tierra natal y reconectar con sus raíces y seres queridos.

La Feria de San Pedro Sacatepéquez es mucho más que una simple celebración; es un espejo del alma de su gente. Un evento que año tras año reafirma la identidad y el orgullo de una comunidad que, con cada tradición, mantiene viva su historia.

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